¿Cuál es el balance de carbono de la línea de alta velocidad?
El balance de carbono del proyecto de línea de alta velocidad es positivo unos diez años después de su puesta en servicio.
Las emisiones de CO₂, gases de efecto invernadero que provoca el calentamiento del planeta, se deben principalmente a la construcción: 2,4 millones de toneladas equivalentes de CO₂ para la nueva línea, que corresponden en un 34% a los movimientos de tierra, en un 40% a las estructuras de ingeniería (vinculadas al consumo de hormigón y acero), en un 13% al material ferroviario y en un 3% a otros desarrollos.
Una vez en servicio, la línea permitirá un cambio modal hacia el ferrocarril: con más trayectos en tren, habrá menos desplazamientos en avión o por carretera. La línea completa de alta velocidad Sudoeste ahorrará entonces casi 340.000 toneladas equivalentes de CO₂ al año cuando entre en servicio, y este ahorro aumentará hasta 550.000 toneladas al año 20 años después.
Un cambio modal masivo hacia el ferrocarril
La línea de alta velocidad Toulouse-Burdeos-Dax contribuirá a evitar 4,3 millones de viajeros en coche y 1 millón en avión. Con este cambio modal masivo, las emisiones de gases de efecto invernadero evitadas compensarán el consumo derivado de la obra. Esta compensación significa que el proyecto tendrá un balance positivo al cabo de 10 años.
Como referencia, el informe provisional Bianco sobre la LGV Sud Europe Atlantique (SEA - febrero de 2019, que puede consultarse en el sitio web del observatorio socioeconómico de LISEA) muestra que las emisiones de CO₂ generadas por la construcción de la línea París-Burdeos se compensan al cabo de 12 años gracias al cambio modal. El proyecto será neutro en carbono en 2029.
Un transporte público sostenible
Según las fuentes (por ejemplo, Ademe o el Ministerio francés (de Transportes), los trenes emiten entre 50 y un 70 veces menos CO₂ que los aviones. Un tren de alta velocidad lleno al 80% representa 370 viajes en coche evitados.