El trabajo colectivo que debe llevarse a cabo en el diseño y la realización de la Nueva Línea en los 10 próximos años debe permitirnos ser ejemplares y excelentes, especialmente:
- para la biodiversidad, que debe estar en mejores condiciones al término del proyecto que cuando se inició, en condiciones climáticas comparables;
- para los suelos, que no deben haber perdido su capacidad de absorber el agua de escorrentía, producir alimentos para los organismos vivos, absorber carbono, etc.;
- para las emisiones de gases de efecto invernadero, que deben reducirse de forma sistemática y masiva; para ello hay que lograr la transferencia modal construyendo activamente una política en este sentido y trabajando específicamente en las conexiones entre la línea y los territorios;
- para los rivereños, para quienes deben preverse futuras normas en materia de molestias;
- para las generaciones futuras, que deben poder beneficiarse durante mucho tiempo de una infraestructura bien diseñada y construida, con una previsión de mantenimiento eficaz desde el principio;
- para todo lo que aún no hemos identificado como prioridad futura, integrando desde el principio una política global de evaluación y de mejora continua que permita la evolutividad y la reversibilidad.